de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor.
«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera…»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía.
de/ ma/yo, a/zul/ y/ se/re/na/. 8 b
So/bre el/ a/gu/do/ ci/prés/ (7+1) 8 a
bri/lla/ba/ la/ lu/na/ lle/na,/ 8 b
i/lu/mi/nan/do/ la/ fuen/te/ 8 a
en/ don/de el/ a/gua/ sur/ti/a/ 8 b
so/llo/zan/do in/ter/mi/ten/te./ 8 a
Só/lo/ la/ fuen/te/ se o/í/a./ 8 b
Des/pués,/ se es/cu/chó el/ a/cen/to/ 8 a
de un/ o/cul/to/ rui/se/ñor./ (7+1) 8 b
Que/bró u/na/ ra/cha/ de/ bien/to/ 8 a
la/ cur/va/ del/ sur/ti/dor./ (7+1) 8 b
Y u/na/ dul/ce/ me/lo/dí/a/ 8 a
va/gó/ por/ to/do el/ jar/dín:/ (7+1) 8 b
en/tre/ los/ mir/tos/ ta/ñí/a / 8 a
un/ mú/si/co/ su/ vio/lín./ (7+1) 8 b
E/ra un/ a/cor/de/ la/men/to/ 8 a
de/ ju/ven/tud/ y/ de a/mor/ (7+1) 8 b
pa/ra/ la/ lu/na/ y el/ bien/to,/ 8 a
el/ a/gua/ y el/ rui/se/ñor./ (7+1) 8 b
«El/ jar/dín/ tie/ne u/na/ fuen/te/ 8 a
y/ la/ fuen/te u/na/ qui/me/ra…»/ 8 b
Can/ta/ba u/na/ voz/ do/lien/te,/ 8 a
al/ma/ de/ la/ pri/ma/ve/ra./ 8 b
Ca/lló/ la/ voz/ y el/ vio/lín/ (7+1) 8 a
a/pa/gó/ su/ me/lo/dí/a./ 8 b
Que/dó/ la/ me/lan/co/lí/a/ 8 b
va/gan/do/ por/ el/ jar/dín./ (7+1) 8 a
Só/lo/ la/ fuen/te/ se o/í/a./ b
Localización del poema:
A Juan Ramón Jiménez es uno de los poemas que integran la obra Elogios de Antonio Machado. Los poemas recogidos en el poemario Elogios se localizan en la obra Poesías completas, publicada en 1936. La edición usada, en la cual se encuentra el poema, es de Espasa-Calpe S.A. publicada en Madrid, en el año 1973.
Tema:
El tema principal del poema es el elogio, en este caso a la figura de Juan Ramón Jiménez, uno de los principales modernistas españoles y, pese a que hay cierta polémica en situar a ciertos autores en una Generación, Juan Ramón Jiménez se sitúa en la Generación del 98.
Aspecto formal del poema:
El poema de Antonio Machado está formado por 6 cuartetas con rima consonante cruzada en arte menor octosílabo abab y una quintilla final con rima abbab. Esta clase de estrofa es muy común en las coplas populares del siglo XII y desde el siglo XVI en el teatro.
Simbología machadiana:
En el poema se pueden encontrar diversos símbolos machadianos, como por ejemplo el ruiseñor, que, no solo en Antonio Machado, sino en todos los poemas, simboliza la propia imagen del poeta, caracterizándolo como un ser que necesita ser libre para expresarse pues el ruiseñor, si es capturado, por la tristeza, dejad de cantar y, al igual que el poeta, para expresarse necesita ser un individuo libre.
En este poema también hace clara alusión a la inexorabilidad del fluir del tiempo a través del fluir del agua. Esta es una clara alusión a la fugacidad del tiempo y de cómo para Juan Ramón Jiménez, este fluir le aproximó a su fin, como bien expresa Machado al inicio del poema ya que Juan Ramón Jiménez falleció el 29 de mayo de 1958 en San Juan, Puerto Rico.
La fuente de agua, en la poesía machadiana, representa los anhelos y las ilusiones, haciendo alusión, al final del poema, al anhelo de Antonio Machado por Juan Ramón Jiménez, quien el tanto admiraba como bien se puede apreciar en la correspondencia que intercambiaron ambos poetas.
Valoración personal:
Es un poema que transmite muchas emociones por el trasfondo que alberga ya que Antonio Machado admiraba y quería a Juan Ramón Jiménez y el poema A Juan Ramón Jiménez es una muestra de respeto por parte de Machado.
Este es uno de los muchos poemas que me gustan de Antonio Machado, tiene una clara musicalidad y ritmo, además transmite mucho sentimiento, sin saber la historia de ambos se puede apreciar como Antonio Machado sentía una gran admiración por Juan Ramón Jiménez y esta admiración se ve reflejada en el poema.
Lector hablando a gritos 